Los cultores populares, y hasta callejeros, hacen patria y consiguen su sustento y el de sus familias a través, en esta historia, de la música.
En el barrio La Castellana, en el norte de Montería, encontramos a uno de ellos.
Se trata de un adulto mayor que se para en las puertas de las grandes mansiones de este barrio de estrato 4 y 5, con uno de los instrumentos musicales ya casi en desuso y difícil de tocar, pero que a él le permite llevar la comida a su casa. Este elemento es la armónica o violina.
Sobre su vieja bicicleta, sin marca, Manuel Martínez, un cordobés con acento guajiro, recorre grandes extensiones de pavimento sin importarle el inclemente sol que ‘golpea’ a la capital de Córdoba, solo para alguien que reconozca sus dotes musicales lo oiga y lo recompense con ‘algo’.
¡Conozcamos su historia!